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Fracturas en lo cotidiano

Nueve historias cortas y una no tanto (2024)

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Dedica el autor esta cortísima serie de relatos minúsculos a su "cisne negro", sin más aclaración. No sabemos si porque en cada historia aletea un pequeño cisne negro (Taleb, 2007-The impact of the highly improbable) o por alguna otra razón desconocida para este crítico. En cualquier caso, como en la película "Testigo de cargo, Wilder/Christie, es importante no comentar nada que pueda anticipar la estructura de finales. Sí podemos decir que, como es habitual en el autor, su saber psicológico se trasluce ne los caracteres de los personajes y en las emociones retratadas. (Le reto a que trate de leer solo una). Z. Brañero

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De El Escorial a La Morcuera (2023)

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En 1973 caminé deprisa desde el monasterio Escorial hasta el puerto de la Morcuera, en la sierra de Guadarrama, aproximadamente 60 km, en dieciséis horas. ¿Podré cincuenta años después repetirlo? Este es el relato del intento.

 

 

 

Memorias de un corredor mediocre (2022)

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Relato autobiográfico en el que al modo de un bildungsroman el autor arranca desde la adolescencia y transita hasta el momento presente. Utiliza como enmarcado un mensaje enviado al futuro para que sea leído por un hipotético descendiente en su adolescencia, de esa forma, con frecuentes apelaciones al joven por venir, el autor parece que trata de ponernos en situación del curioso que se anima a leer una misiva no dirigida a él; como refuerzo de esta estrategia, incorpora numerosas notas a pie de página para que su futuro lector comprenda claves del siglo XX que le pueden resultar desconocidas. Deja claro, desde el principio, que no solo no se tratra de las conquistas de un atleta, sino de alguien "normal" (mediocre), de forma que ahora a quien trata de llamar es al lector actual, deportista o no; de esta forma, correr (por el monte, esencialmente) se puede convertir en la metáfora de la búsqueda de cualquier meta exigente a la largo de la vida. Por último, como en otras narraciones suyas, genera un trazado de momentos narrativos (el pasado, el presente que avanza con la escritura y el intento de conseguir una gran meta en un futuro cercano) con el propósito evidente de dotar de agilidad y ritmo a las memorias. Antes de que al lector se le ocurra, Orfelio deja patente que tiene otras obras similiares en la cabeza, como la de Murakami De qué hablo cuando hablo de correr. Para los no corredores (cual es el caso de este crítico) es de agradecer que cumpla su propósito esplícto de ser breve; tanta carrera podría agotarnos.

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La chica pelirroja que aplaudía por las tardes desde el balcón de enfrente [cuento] (2020)
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Seguro que al lector se le vienen a la cabeza otros autores (Borís Vian) otros relatos que pueden funcionar como modelos. No hay nada nuevo bajo el sol, como dejó dicho El Predicador. Sin embargo, cada ser humano tiene la fortuna de ir re-descubriendo lo que para los demás ya no es nuevo. De eso va este cuento, del descubrir de un niño de doce años. Deja el autor una pista, no sabemos con qué grado de transtextualidad, cuyo origen no hemos podido averiguar. Queda ahí el reto para los futuros lectores. (No hace falta decir que es ameno, ágil, bien estructurado y en cierta medida emocionante; nos alegramos de que se haya decidido a escribir un nuevo relato).

La tarea (2020)














 

Más de setenta años. Jubilado, viudo, tiene una hija que vive lejos y con la tiene escasa y mala relación. Ha sufrido un accidente y ha quedado parapléjico. Vive aislado en una residencia y acaba de volver a intentar suicidarse. ¿Deben dejarle que lo consume?

A través de tres líneas narrativas, el autor desarrolla un posible escenario para este personaje, tras el intento. Una voz es la dialogal con una psicóloga; otra es la del personaje escribiendo sobre su vida pasada, como “tarea” terapéutica; la tercera es una voz en tercera persona que narra los espacios entre sesión y sesión.

La terapia narrativa, el ascenso social, el amor, el sexo, las relaciones familiares… la vida como reto permanente son los temas que permean la narración. Transcurre en un pasado cercano y se recrea, a través del personaje central, el Madrid de principios de los sesenta.

Aunque la trama gira entorno a un hombre, son los numerosos personajes femeninos los que sostienen el desarrollo de la novela. Ágil, con trabajados cambios de registro para dar verosimilitud a las distintas voces, “La Tarea” es una carga que se lleva con gusto.

Novela corta, relato, ficción...

La trenza (relato autobiográfico) (2019)

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"Sin ninguna duda, lo que más me entusiasmó de su último relato fue su comienzo. Vaya ensayo más lúcido [...] sobre los relatos autobiográficos; las relaciones entre realidad y ficción; la construcción narrativa del yo; los diálogos entre autor, narrador, personaje; la naturaleza reconstructiva de la memoria; la metacognición; los múltiples cruces que se establecen entre las guedejas de la trenza autobiográfica... Creo que ha conseguido, en esas primera páginas, hacernos a los lectores cómplices y testigos de cada nuevo bucle que tejía en la trenza de su vida".

Mariana Solari

Tres mujeres y un oso (2018)

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“Si tuviera que elegir lo que más me impresiona de este texto no sería necesariamente eso, sino el modo en que  se presentan múltiples niveles del discurso y cómo se establecen interrelaciones y diálogos entre ellos de una manera impecable. Por un lado, me ha gustado mucho el uso de estilos narrativos tan diferentes (whatsapp, mails, conversaciones telefónicas, transcripciones, narrativa,...) y sumergirnos, a los lectores, en los códigos y  dinámicas habituales en cada uno de ellos. Por otro lado, me ha maravillado el modo en que un mismo acontecimiento es descrito por distintos personajes, con distintos énfasis, perspectivas y estilos (¡una preciosa triangulación!). Lo que más me impacta es comprobar el papel de la subjetividad en cada nueva narración y reconstrucción de una misma escena o historia. Me han parecido tan realistas (y tan propias de la condición humana) la reinvención y transformación que se hace de un mismo suceso en cada nueva versión que se construía de él al contarlo oralmente, escribirlo, transcribirlo,...”

Mariana Solari

La isla de Böcklin (2017)

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En el seno de una familia media española aparece muerto uno de los hijos, que vive solo. No se sabe que estuviera enfermo y no hay signos de violencia. La reacción de cada miembro es retratada por el narrador en primera persona –uno de los hermanos- , el cual se ve asaltado por la duda de un posible suicidio. Durante las cuarenta y ocho horas posteriores al descubrimiento asistimos al proceso mental y emocional del protagonista y sus familiares.

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"Creo que lo que más me maravilló de su nuevo relato es el uso "dostoievskico" que hace de las múltiples voces -de variado origen, procedencia y generalidad- que habitan en Germán y de los fascinantes diálogos que se establecen entre ellas. Más allá de los diálogos entre las voces "internas" (me temo que estos falsos dualismos no dejarán nunca de perseguirnos, hasta que consigamos dar con lenguajes y conceptos alternativos), he disfrutado mucho del modo en que Germán tomaba relativa conciencia de la forma en que el contexto no es un escenario en el que se despliegan las vidas, sino que son constitutivos de ellas. En este sentido, me parecieron especialmente brillantes las escenas en las que a nuestro protagonista le costaba gestionar emocionalmente la falta de correspondencia entre sus experiencias y lo que sucedía en el contexto (la ciudad que absurdamente seguía funcionando "como si nada" o el clima primaveral casi irrespetuoso ante esas circunstancias)." Mariana Solari

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Las notas (2015)

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Tras la muerte por suicidio, el pasado verano, de Azucena Torices en Vilanova y la Geltrú (La Marcha), el juzgado correspondiente está investigando el caso; para ello han citado a su ex marido y padre de su hijo. Adicionalmente, han encontrado un escrito de Azucena (La gravedad) que parece estar relacionado con la muerte, el mismo verano, de su madre. De todo ello van a interrogar a su antigua pareja, Juan Balmaseda, bombero de la localidad (La requisitoria). Durante el proceso, han tratado de completar la información con Irene Torices, hermana de la fallecida y que está paradero desconocido desde año anterior.

Unos meses más tarde, en la Universidad Autónoma de Madrid estalla un escándalo asociado a un profesor de la facultad de Psicología: Ricardo Arancibia (El cigarrillo). Conectado con él, una antigua alumna suya, Cruz Santolaya, está haciendo una investigación sobre el impacto que tiene para los estudiantes salir de sus casas para ir a estudiar a un colegio mayor a Madrid. Uno de sus entrevistados, Gumer, natural de Don Benito, está saliendo desde hace meses con Irene Torices; su padre, don Gumersindo, que ha recibido de regalo de Navidad del hijo la Carta al Padre –de Kafka- le ha escrito una nota en respuesta (Carta al hijo). Gumer, en Madrid ya tras las navidades, se encuentra desesperado porque su novia, Irene, ha vuelto con los padres a su pueblo, Almendralejo, al enterarse de la muerte de su hermana Azucena el pasado verano. Gumer, angustiado, escribe (El email) un correo a Irene suplicándole que vuelva.

Al condesar los hechos parece un enredo fruto del trabajo del escritor sobre un DIN-A3; sin embargo nada más complejo y sorprendente que la vida misma. Cada uno de los hitos de esta sucesión de avatares está recogido en forma de Notas;  siendo cada uno de los relatos autónomos llevados a término por un narrador distinto. De hecho, cada uno se puede leer sin conocer los otros, o leerlos en el orden que se desee. No hay relación causal. Al menos el narrador no sabe que exista. Solo la causalidad permite trazar una caprichosa y débil línea de humo entre ellos.

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Pies de hierro y de barro cocido (2015)

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La protagonista vuelve a la universidad, tras haber estado dos años en una ONG como trabajadora social. Allí conoce a un profesor que la deslumbra.

“Tomás apareció, como tantos otros y otras, a caballo de su inmenso conocimiento, de su memoria prodigiosa, de sus citas textuales; leyendo, con los ojos entornados, como si el aula se hubiera evaporado y solo quedara él frente a un único alumno. Frente a mí. Como una suave brisa, sin imponerse, como si su atractivo no se debiera a él sino a lo que nos exponía, como si fuera la belleza de los pies del mensajero que anuncia la paz. Tengo anotado que me deslizaba por el duro asiento de madera para ocultarme detrás de la alumna del pupitre delantero para que no me viera cómo le observaba con ‘atención de mascota imantada’”.

Años después rememora esta etapa de su vida y trata de dilucidar si la admiración se debía a que se había enamorado de él, como le decían sus compañeras, o las excepcionales cualidades del profesor, como defendía ella.

La espuela de oro (2014)

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Arranca el relato con la descripción de la excepcional amistad, entre un inquilino de una residencia para mayores y el hijo de una compañera suya.

“Poco a poco, le fui conquistando. Es bonito conquistar a alguien de tu propio sexo, sin ser homosexual. Las hormonas bajo candado permiten que sea la mente, el afecto ordenado, la educación, la urbanidad, incluso la filosofía y la religión la que te ayuden, sin prisa, sin deseo, sin esperar, casi, nada a cambio, a entrar en la plaza fuerte del otro. Quizá el ser un jubilado de oro, cincuenta y tres años, también facilitaba esta paciente conquista. Yo no tenía más obligaciones que las visitas a mi madre.”

Poco a poco el narrador se ve abocado a descubrir e involucrarse en la vida de su anciano amigo. Nada le hubiera hecho sospechar que en la biografía de este aparecerían la policía, incendios, sospechas de acoso y un gran amor, nunca realizado.

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La tragedia del corredor de fondo  (2013)

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El autor, en un tono narrativo paródico, recorre la trayectoria de un hombre corriente que decide mejorar su condición física corriendo (y no sabe cuándo parar). A través de distintos narradores (que son personajes al tiempo) la historia transcurre ágil y amena, salpicada constantemente de chispazos agridulces de humor, que dan personalidad al relato. Lo que inicialmente se plantea como una clara comedia va transmutándose, con celeridad, hacia una tragedia, ante la sonrisa o perplejidad del lector.

Hacia el norte (2012)

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Tenemos en nuestras manos una novela de género. No porque tras la lectura el crítico la catalogue así, sino porque el autor nos lo deja bien claro en el subtítulo elegido, como si quisiera asegurarse de que debe ser leída así. Y así la leímos. Y, efectivamente, es una bildungsroman- en este caso de un adolescente- tan canónica que casi podríamos hablar de una narración programática: el autor traza los rasgos que le parecen esenciales en el “descubrimiento” para  un adolescente y les dedica un capítulo a cada uno: la aventura, el trabajo/explotación, el amor/los celos, el sexo, la ebriedad,  la inconsciencia, el arrojo/solidaridad, el logro físico. Podría haber más y también menos, aunque con estos el lector puede asistir al viaje madurativo del protagonista. 

No solo tenemos la guía de género literario al principio de la obra, sino que, en los títulos de algunos capítulos y algunos pasajes, utiliza guiños literarios para enmarcar el propósito de la metalectura. Veamos: Nausicaa en referencia a Ulises acomodado y muelle es obvio en la figura de Violeta. La playa mágica no pude ser sino un paralelismo con la Montaña Mágica y por lo tanto el universo del camping pasa a ser ese mundo aparte de Hans Castorp, donde el también joven madura. Nos ha parecido reconocer en la brusquedad con la que el encargado del camping advierte sobre no enamorarse de la recepcionista con el comienzo de otro joven: Werther. Y como este, anticipándole el hilo de los acontecimientos la imposibilidad de su amor. En otra época, el rebuscado apodo caucásico con el que Lérmontov hace que Pechorín se refiera a su trágica amada hubiera pasado desapercibido  –a pesar de ir en un título de capítulo- pero hoy cualquiera suple esta dificultad con Internet.

El viaje es el hilo conductor, como en la mayoría de las novelas de este género, y, además, el autor quiere que nos centremos en este hecho, no solo porque el protagonista se transmuta de Carlos en Santi (nombrando a Shanti Andía) sino por la referencia a la Odisea, y porque el libro de cabecera del héroe es “En el Camino”. Fiel a este propósito terminará la narración haciendo referencia a la soledad con la que Odiseo vuelve a Ítaca en paralelismo con la necesidad de que el protagonista asuma su reto.

Además de lo anterior, que pueda resultar algo frío a quien no guste de la crítica literaria, hemos de señalar que es una narración apasionada de paisajes exteriores e interiores. El autor se vuelca tanto en la naturaleza del norte (y su meteorología) como en las descripciones mentales del protagonista.  Esto último es una arriesgada empresa que el autor lleva a cabo metiéndose en la cabeza del protagonista, ofreciéndonos larguísimos monólogos mentales. Si ha sido capaz de volver más de cuarenta años atrás y ofrecer una descripción creíble lo dejamos al criterio del lector.  Además, hay una constante tensión entre una pulsión negativa (el miedo, el no enfrentamiento al padre, aplazar, escapar) con una positiva (descubrir, crecer, conocer, avanzar). No hay indicios en la lectura de que se desee vincular estas pulsiones con tánatos y eros, pero seguro que algún lector las encuentra claras y evidentes.

Por último, el cierre resulta complejo de comprender –más allá de cierto efectismo cinematográfico- . El héroe ha llegado por segunda vez al pie de los Pirineos dispuesto a huir/descubrir una vez más, pero no ha evolucionado, no ha madurado. Solo ha sumado, no se ha transformado. Y es aquí, en vísperas del apartado dedicado a la generosidad/heroísmo cuando se encuentra con la figura del padre/tradición/autoridad en… ¡la persona de un cura! Y resulta ser este personaje el que –con procedimientos casi de consulta psicológica- quien le pone el espejo delante y le da pistas para recontarse su huida y madurar. Santi –el protagonista- no acaba de reaccionar –los lectores no lo vemos- y es solo tras una nueva doble experiencia de “inconsciencia adolescente” (caminar una noche heladora en camiseta y cruzar la Brecha de Rolando en zapatillas de tenis) y padecer una neumonía, cuando ante las dos figuras adultas benefactoras (un psicoanalista diría que emulaciones paterna y materna) se produce la catarsis, el final de la novela (aunque con cierto grado de apertura para aggiornar la trama clásica).

Riada y otros relatos (2011)

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Riada……p. 3

Relato típico de aventuras. Una pareja atrapada en su furgoneta es arrastrada por una tromba de agua y se enfrentan a la lucha por la supervivencia. Los obstáculos extremos, en una naturaleza desbordada harán que afloren sus diferencias caracterológicas y su equilibrio como pareja. Como bajo continuo de fondo, el matrimonio de los padres de uno de ellos navega otras aguas metafóricas.

Chilly…..p. 129

Escueta tira periodística de una mañana de frío… en Chile.

El tren de la tarde….133

Una joven que trabaja en un hotel de Zermatt se encuentra fortuitamente con un grupo de montañeros que vuelven de actividad. Un universo transcurre por el pensamiento y el corazón de la chica, en el trayecto del hasta Täsch.

El carril bici….147

Dos adolescentes vuelven, en una moto pequeña, de las fiestas de un pueblo, en verano. Nada hace presagiar lo que les espera en el camino.

La bolsa amarilla….170

Tira corta de la impresión de alguien sujeto a un gotero.

Atropello….173

Me iré en invierno…..177

Un adolescente planea irse -definitivamente- un día de invierno.

La consulta….185

Una cómica.

Lo que no quiero es que tu abuela esté sola….189

El Alzheimer: una abuela y su nieta. Entrañables emociones.

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El eslabón blanco y otros relatos (2010)

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El eslabón blanco……….p. 2.

Un abuelo y su nieto, en un pueblo de Asturias, deben llevar a una vecina con un ataque de apendicitis, en medio de una fuerte nevada. En el trayecto el abuelo cuenta y el nieto pregunta, por antiguas aventuras del primero en la alta montaña.

Anestesia…………p. 89.

                Sensaciones y pensamientos antes de perder el conocimiento por efecto de la anestesia.

El metro………..p. 94.      

                Encuentro fugaz con un desconocido que provoca una fuerte emoción.

Bitácora de las américas…..p. 101.

                Notas de viaje, desde Ushuaia a San Diego: encuentros con personas y paisajes.

Noche de lluvia………p. 128.

                Una mujer, en una noche de mal tiempo, espera a su marido que no llega; se teme lo peor.

Lágrimas embotelladas……p. 152.

                Un niño llora, incomprensiblemente, mientras sujeta una botella de refresco.

El mensaje………..p. 157.

Ya de madrugada, la llegada de un mensaje suena en el móvil de él; se vuelve para leerlo y comenta nada; ella se teme lo peor.

El último julio de mi infancia.…..p. 161-207.

En forma de autoficción, el autor recrea, con una mezcla ágil de humor y de ironía, pasajes de la infancia en la España de los sesenta.

De Amor y de Sombra (2009)

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Muy bien podría haber titulado el autor su trabajo un “paseo por el amor  y la muerte” -claro que esa denominación ya la había hecho famosa John Houston- porque lo que hace el narrador es caminar con nosotros por escenas de amor y muerte. Pero no de amor trovadoresco y de muerte guerrera, como en la película, sino amor realista y muerte natural.

Es una ficción naturalista que podría caracterizarse como de novela psicológica –suponemos que aquí el autor aprovecha su formación universitaria- si no fuera porque la cantidad de personajes que transitan por su trama no permite la densidad que normalmente se adjudica a este tipo de narraciones. Y sin embargo, los mejores momentos –a nuestro parecer- del libro son las descripciones de las emociones, reacciones, sentimientos, racionalizaciones, etc. de los protagonistas y acompañantes. También aparece como trasunto la contraposición bucólica de la ciudad y el campo; y aquí se vuelve a notar que el narrador ha conocido y experimentado en primera persona paisajes y situaciones, los cuales acompañan sin estorbar las distintos aconteceres.

Los amores, decíamos, son realistas, del día a día; no hay héroes superlativos sino navegantes que tratan de llegar a puerto; unos lo consiguen y otros no. El amor y su teoría –en la mente y en la palabra de algunos de sus actores es –pensamos- el leitmotiv de la obra. Estos amores, desde el incipiente púber hasta la madre anciana, están contrastados por la muerte, como anverso inevitable de la vida, y esto, seguramente, ha sido elegido, no solo para conseguir la orientación dramática –que no trágica- sino porque pareciera estar escrito en agua, a lo largo de toda la novela, el aserto de que “el mundo no es justo”, la vida no es justa; hay un azar, destino, fatalidad, devenir al que los personajes se enfrentan y al que la obra invita sutilmente a enfrentarse al lector.

Es un libro que se puede leer muy fácilmente en clave emocional y tiene el peligro de que solo se lea así; tiene mucho más y eso quedará al empeño del lector avisado.

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